El Arsenal se atrapa en Brighton: un nuevo enigma para Arteta | Fútbol | Deportes | EL PAÍS
El Arsenal se ha consolidado como el equipo más robusto de la Premier desde que Odegaard se unió a Gabriel Jesús en la alineación titular, el 23 de noviembre, en el encuentro contra el Nottingham Forest. Entre el talentoso mediocampista noruego y el delantero brasileño se ha forjado una conexión que ha multiplicado las asociaciones, los desmarques, el entusiasmo y la camaradería en general. El Arsenal ha evocado la imagen del equipo que aspiró al título con un fútbol brillante en el otoño de 2022. “¡Hemos recuperado al mejor Gabby!”, proclamó Mikel Arteta, el entrenador. El único inconveniente, según señalan desde el club, es que Arteta no parece del todo convencido de replicar la fórmula que le ha brindado los mejores resultados. Decisiones como la de este sábado en Brighton, donde empató 1-1 tras dejar a Odegaard en el banquillo, han dejado perpleja a la comisión técnica, a los propietarios estadounidenses y a una buena parte de los jugadores de un club que siente que ha llegado el momento de actuar con determinación.
Fue Arteta quien la temporada pasada decidió postergar a Gabriel Jesús a la suplencia, una medida estratégica que según los dirigentes pudo costarles la liga que finalmente se llevó el City. Ahora los mismos dirigentes gunners, según fuentes internas que prefieren el anonimato, anticipan problemas en el líder, el Liverpool, y consideran que el Arsenal será favorito al título siempre y cuando Arteta fomente la importancia del eje Rice-Odegaard-Jesús en lugar de promocionar a Kai Havertz a la condición de hombre orquesta. Por más que el curso pasado disputara una media de 75 minutos en 51 partidos, su encaje no acabó de elevar la competitividad del conjunto.
La crisis se manifestó en Villa Park, en abril pasado. Entonces Odegaard estuvo a punto de perder la calma que se supone al capitán. Desde todos los sectores del club han ido deslizando mensajes a Arteta para que renuncie a convertir a Havertz, al que pidió fichar por 75 millones de euros, en la piedra angular del proyecto haciéndolo jugar en puestos —de nueve o de interior— para los que no está capacitado por tratarse de un mediapunta. El malestar crecía en el vestuario y en las oficinas del Arsenal, desde Londres a Denver, cuando el 10 de noviembre, en campo del Chelsea, Havertz se quedó perplejo en la posición del pivote mientras Pedro Neto avanzaba y remataba el 1-1 definitivo. Contempló la acción como si fuera un espectador y Odegaard, desencajado, le lanzó una imprecación que representó la frustración de la plantilla. Al partido siguiente, contra el Forest, Havertz fue suplente y Odegaard y Gabriel Jesús coincidieron por primera vez desde el inicio. Desde entonces, y hasta ayer, el equipo no dejó de crecer.